La decadencia del All Star Game parece inevitable en este lunes. Las defensas desaparecieron por completo, convirtiendo lo que solía ser un partido de baloncesto en una especie de sesión de entrenamiento masiva centrada en el tiro y otros fundamentos ofensivos, todo esto con la participación de las mayores estrellas del planeta.
Numerosos récords de eficiencia ofensiva fueron establecidos anoche en la edición de 2024 en Indianápolis, lo que ilustra la falta de competitividad en el evento. Sin embargo, hay un dato revelador que resalta aún más el verdadero problema.
Sin defensiva
En el All Star 2024, se registraron sólo tres faltas personales a lo largo de los 48 minutos, estableciendo así un nuevo mínimo histórico en las 73 ediciones del evento. Este récord supera la marca anterior, que era de siete faltas, establecida el año pasado. Comparado con la década pasada, cuando el All Star Game de 2013 terminó con 24 faltas, la evolución es evidente. En 2003, se sancionaron 37 jugadas, y en 1993, se contabilizaron 62 faltas personales.
Para poner en perspectiva esta cifra, el promedio de faltas personales en la NBA en la última década ha sido alrededor de 20 por partido. Las tres faltas en el All Stars Game 2024 no hacen más que resaltar la falta de agresividad y la prácticamente inexistente presencia defensiva en el partido de las estrellas. La tendencia a lo largo de las últimas cuatro décadas muestra una clara y contundente disminución en la intensidad, sin indicios de reversión.
La lección de Kobe Bryant
Un dato interesante sobre las faltas personales en el All Stars es que solo se ha pitado una falta flagrante en una ocasión, ocurrida en 2012 con dos leyendas como protagonistas: Dwayne Wade y Kobe Bryant. En ese incidente, Wade intentó evitar una canasta fácil de Bryant durante el tercer cuarto, propinándole un golpe que fracturó la nariz del ’24’, dejando sangre en la cancha y creando una anécdota memorable.
Contrariamente a la indignación, Bryant elogió la competitividad de Wade y su historial en la liga, demostrando que la competición y el All Star pueden coexistir sin problemas. ¿Volveremos a tiempos donde los mejores se desafían de manera seria? Esa es la incógnita que queda en el aire.