Por Norberto Valencia González
En la víspera del grandioso enfrentamiento en el Allegiant Stadium de Las Vegas, entre Kansas City Chiefs y San Francisco 49ers, les comparto un secreto fascinante que agrega un matiz espiritual a la épica contienda del Super Bowl LVIII. En los corazones de ambos equipos, resonará la influencia de dos sacerdotes católicos, auténticos guardianes espirituales que desempeñan un papel crucial en la búsqueda del triunfo.
El sacerdote de los Chiefs
En el rincón de la defensa, Kansas City Chiefs cuenta con la presencia consagrada del presbítero Richard Rocha, un alma devota del fútbol americano desde su juventud. Su travesía en este deporte inició como jugador, destacando en la formidable posición de nose guard, para luego ascender a las alturas del coaching. Sin embargo, a pesar de sus anhelos de formar una familia y alcanzar el sueño de conquistar el Super Bowl como entrenador, la llamada vocacional resonó imparable en su corazón.
Ordenado sacerdote en 2002, a los 39 años, Rocha se embarcó en una nueva misión en la Diócesis de Kansas City-Saint Joseph. Su camino lo llevó a la inesperada invitación del director general de los Kansas City Chiefs, John Dorsey, para convertirse en el “sacerdote del equipo“. Su rol trasciende las barreras del terreno de juego, celebrando misas, confesando, oficiando bodas y bautizos para las familias de jugadores y personal. Bajo su guía, los Chiefs han conquistado dos Super Bowls, y ahora, a sus 60 años, aspira a llevarlos a una nueva gloria este domingo.
El capellán de los 49ers
Por otro lado, en la ofensiva de los San Francisco 49ers, emerge el presbítero Steve Kim de la Diócesis de San José, California. Nacido en Corea del Sur y emigrado a los Estados Unidos a una temprana edad, Kim es un hábil jugador de golf que optó por el camino del seminario. Ordenado a la juvenil edad de 25 años en 2011, este erudito sacerdote posee un doctorado en educación y dirige la prestigiosa St. Joseph Notre Dame High School en Alameda.
El Padre Kim, un fiel seguidor de los 49ers desde siempre, se convirtió en el capellán del equipo hace ocho años. Su conexión única con los jugadores y entrenadores ha sido destacada por su habilidad para comunicarse de manera excepcional. En los días previos al Super Bowl, el P. Kim ha brindado apoyo espiritual y aliento a los jugadores y entrenadores, contribuyendo al arduo camino que llevó a los 49ers a esta gran final.
Con sabiduría pastoral, el Padre Kim anima a sus muchachos recordándoles su potencial evangelizador, instándoles a transmitir mensajes de esperanza y responsabilidad en un escenario seguido por millones. Este sacerdote, que celebra misas, escucha confesiones y aconseja con devoción, confía en la victoria de su amado equipo y proclama con fervor: “Ellos ganaron la última vez; ¡ahora nos toca ganar a nosotros!”.
Así, en medio de la gloria del Super Bowl, estos sacerdotes llevan consigo la esencia de la fe y la inspiración, guiando a sus equipos en una batalla que trasciende lo terrenal. Que el Super Bowl LVIII sea testigo de una contienda no solo deportiva, sino también espiritual, donde la gracia divina se mezcle con la grandeza atlética en una danza celestial de pasión y determinación.