Por Norberto Valencia González
Apenas el domingo concluyó el Super Bowl LVIII, lo cual oficializó el fin de la temporada, y la NFL ya anunció la primera suspensión para la próxima campaña: el mariscal de campo de Las Vegas Raiders, Jimmy Garoppolo, violó la política de consumo de sustancias que mejoran el rendimiento.
Acaba de firmar un contrato multimillonario de más de 72 millones de dólares con los Raiders en la temporada pasada, pero Garoppolo ingirió medicamentos recetados sin la debida autorización de la NFL o la NFLP (Asociación de Jugadores). En consecuencia, enfrentará una suspensión de dos juegos al inicio de la próxima campaña.
Los problemas no vienen solos
La suspensión no será la única preocupación para el quarterback, ya que diversas fuentes indican que Las Vegas programó cortar a Jimmy G en marzo, después de que perdió la titularidad a mitad de la temporada pasada. Esto implica que la suspensión de dos juegos deberá ser cumplida sin importar el equipo en el que se encuentre.
Además de las repercusiones en el campo, la sanción también tiene fuertes implicaciones financieras para Garoppolo. Los Raiders ya no están obligados a pagar una parte sustancial del salario de Jimmy, lo que representa un ahorro de aproximadamente 11.4 millones de dólares para la franquicia. Esta situación añade un elemento adicional a la incertidumbre en torno al futuro del mariscal de campo y su impacto en el panorama de la NFL.