Por Norberto Valencia González
La reciente decisión de ocho de los doce clubes fundadores de la Superliga de retirarse del proyecto, apenas 32 meses después de su anuncio, marca un hito significativo en la historia del fútbol europeo. El Manchester City, Chelsea, Manchester United, Liverpool, Arsenal, Tottenham Hotspur, Atlético de Madrid e Inter de Milán han emitido comunicados claros, desvinculándose de la Superliga y reafirmando su compromiso con la UEFA y sus competiciones.
Este giro inesperado resalta la rapidez con la que la iniciativa se desmoronó, especialmente bajo la presión de los aficionados y las amenazas de sanciones por parte de la UEFA. La postura unificada de los clubes ingleses y los otros disidentes refuerza la importancia de la meritocracia deportiva y la participación en las competiciones establecidas, en contraposición al carácter cerrado propuesto por la Superliga.
El fallo del Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo, que confirmó la legalidad de las acciones tomadas por la UEFA en este caso, destaca la fragilidad legal de la Superliga y la capacidad de las organizaciones establecidas para proteger sus intereses y normativas. La decisión del Inter de Milán de desvincularse del proyecto debido a incompatibilidades comerciales con la UEFA subraya las complejidades comerciales y patrocinios involucrados en estas iniciativas.
La reacción tibia del Liverpool, aunque tardía, muestra el alineamiento general de los clubes con la UEFA, a pesar de la decisión del Tribunal de Justicia Europeo. La falta de comentarios oficiales por parte de la Juventus y el Milan, así como su silencio en torno al fallo, sugiere una estrategia cautelosa y coherente con sus intereses a largo plazo.
El Real Madrid y el Barcelona, los únicos que expresaron satisfacción por el fallo del Tribunal, demuestran su persistencia en la idea de la Superliga. Sin embargo, su posición aislada plantea interrogantes sobre la viabilidad a largo plazo de la iniciativa, especialmente cuando la mayoría de los clubes fundadores han optado por abandonarla.
Esta retirada masiva de clubes de la Superliga y el respaldo legal a la UEFA reflejan un cambio de poder y una victoria para las estructuras existentes del fútbol europeo. El silencio estratégico de algunos clubes sugiere que el impacto de esta decisión resonará en futuros desarrollos y decisiones dentro del deporte rey en Europa.