Por Norberto Valencia González
Durante la semana del Consejo Mundial de la FIA en Bakú, un escándalo ha sacudido el mundo de la Fórmula 1, centrado en acusaciones de filtración confidencial de información que involucran a Toto Wolff, jefe de equipo de Mercedes, y su esposa Susie Wolff, directora de la F1 Academy.
La controversia surge por la supuesta recepción de datos sensibles por parte de Toto Wolff desde la Formula One Management (FOM), entidad de la cual su esposa es miembro. La FIA ha iniciado una investigación sobre un posible conflicto de intereses en este intercambio de información confidencial, justo en un momento crucial en el automovilismo, donde se definen cambios importantes.
Aunque la FIA no menciona directamente al matrimonio Wolff en su comunicado, la especulación mediática ha señalado la conexión entre ambos. La F1, dependiente de la F1 Academy, niega cualquier irregularidad y acusa a la FIA de no compartir previamente su declaración.
Susie Wolff, directora de la F1 Academy, se defiende vehementemente de las acusaciones, calificándolas de insultantes y sugiriendo un sesgo discriminatorio de género en su contra. Afirma que estas acusaciones no eclipsarán su dedicación y pasión por la F1 Academy.
En un acto de respaldo, los equipos de la parrilla desestiman las acusaciones de la FIA, expresando plena confianza en Susie Wolff. Nueve marcas, incluyendo Red Bull, niegan haber presentado quejas y destacan su apoyo continuo a la F1 Academy. Christian Horner, director de Red Bull, confirma la estrecha colaboración con Susie Wolff y niega cualquier participación en las acusaciones.
La situación continúa siendo objeto de atención en la F1, mientras la FIA prosigue con su investigación y los equipos respaldan a Susie Wolff en medio de las polémicas acusaciones.