Por Norberto Valencia González
La perspicaz reflexión de Kobe Bryant en 2019 acerca del All Star Game de la NBA cobra ahora un significado aún más profundo. El legendario exjugador de los Los Angeles Lakers, fallecido en 2020, compartió sus pensamientos sobre la falta de intensidad competitiva en las recientes ediciones de este evento durante una entrevista hace cinco años.
En sus declaraciones, Bryant expresó la necesidad de revitalizar el All Star Game, señalando que solía ser un evento altamente competitivo. El cinco veces campeón de la NBA enfatizó que los aficionados buscan presenciar el mejor partido posible, destacando que quieren ver la confrontación entre los mejores jugadores de baloncesto del mundo.
Bryant argumentó que la atmósfera competitiva de estos encuentros estaba disminuyendo, comparándola desfavorablemente con la intensidad mostrada en partidos informales en lugares como la Universidad de California (UCLA).
Con 18 selecciones y cuatro nombramientos como MVP en el All Star Game, Bryant habló desde su experiencia personal, compartiendo cómo él y Chris Paul, en su época de participación, abordaban estos encuentros con un enfoque competitivo, siempre buscando la victoria.
Vaticinio hecho realidad
La edición más reciente del All Star Game, celebrada en Indiana, proporciona una confirmación tangible de las preocupaciones expresadas por Bryant. Con solo tres faltas cometidas, el evento reveló una falta evidente de compromiso defensivo.
Los jugadores superaron los límites de los partidos informales, estableciendo nuevos récords de anotación con 211 puntos para el equipo ganador y un total de 397 puntos para ambos equipos, cifras nunca antes vistas en los 73 años de historia de los All Star.
Este marcado contraste con la visión competitiva que Bryant anhelaba destaca la urgencia de reconsiderar la dinámica del All Star Game para preservar su atractivo y esencia competitiva.