Por Norberto Valencia González
En su primer año “como novata” de la NFL, Taylor Swift celebró un campeonato junto a su novio Travis Kelce y los Kansas City Chiefs en el Super Bowl LVIII, marcando un capítulo destacado en su historia de comedia romántica estadounidense. A pesar de un primer tiempo desafiante para los de Misuri, el ala cerrada de 34 años, aunque inicialmente destacó por un reclamo a su entrenador Andy Reid en la banca, tuvo una segunda mitad brillante tanto a nivel individual como colectivo.
Kelce concluyó el partido liderando en recepciones con 93 yardas en nueve atrapadas, contribuyendo con dos jugadas cruciales que dieron vida a los Chiefs. Una recepción de 22 yardas lo llevó a la zona de gol de campo, empatando el juego en el último cuarto, y otra de siete yardas en tiempo extra colocó el balón en la yarda tres de los San Francisco 49ers, desde donde Patrick Mahomes conectó con Mecole Hardman para la anotación que selló el triunfo 25-22.
El festejo
Tras el emocionante final, Taylor Swift se unió a las celebraciones en el campo junto a Donna y Jason Kelce, la madre y el hermano de Travis. Aunque las expectativas estaban altas respecto a un posible anillo de compromiso, el único anillo que se selló fue el de Super Bowl, el segundo de manera consecutiva para Kelce, Patrick Mahomes y el equipo.
A pesar de la ausencia de un compromiso matrimonial, la pareja protagonizó un emotivo momento al besarse tras la victoria, capturando la atención de todos. La relación oficial entre Travis Kelce y Taylor Swift comenzó en septiembre, y tras algunos señalamientos iniciales, la pareja demostró que la armonía y el éxito podían coexistir en su historia. La victoria de Kelce en su décima temporada como titular consolida aún más su estatus como una figura destacada en la NFL.