Por Norberto Valencia González
La NBA impuso una multa de 50,000 dólares al entrenador de los Sacramento Kings, Mike Brown, como consecuencia de su comportamiento durante el partido del martes, donde su equipo sufrió una derrota ajustada ante los Bucks (143-142). Brown, conocido por su enfoque apasionado, se lanzó hacia un árbitro durante el encuentro, lo que llevó a su expulsión en el último cuarto.
La liga, a través del director de operaciones de baloncesto, Joe Dumars, sancionó al entrenador por “perseguir agresivamente a un árbitro con el partido en juego y por criticar públicamente a los árbitros”.
El incidente no solo se limitó al terreno de juego, ya que Brown continuó expresando su descontento en la sala de prensa posterior al partido. En un gesto inusual, sacó un ordenador portátil y señaló varias jugadas polémicas, destacando la disparidad en el criterio arbitral en cuanto a tiros libres y otras decisiones que consideraba erróneas: “Los árbitros son humanos y van a cometer errores, pero uno solo espera que haya algún tipo de coherencia y algún tipo de comunicación entre los árbitros”, afirmó Brown.
Ante las preguntas sobre la multa antes del siguiente partido contra los Suns, Brown mostró cierta confusión pero optó por mirar hacia adelante: “Todavía estoy un poco confundido, pero estoy bien. Quería ilustrar un punto y lo hice. Ahora es el momento de seguir adelante”.
El entrenador, conocido por su sentido del humor, provocó risas entre los medios de comunicación durante su charla previa al partido contra los Suns. Además, Brown mencionó que la multa podría afectar sus planes para el descanso del All-Star y, en tono ligero, reservó un hotel en North Lake Tahoe, Nevada, expresando su esperanza de obtener un descuento en el Ritz-Carlton para disfrutar de unas vacaciones planeadas con su pareja.
Así, en medio de las tensiones y las repercusiones, Mike Brown, con su estilo peculiar, enfrenta las consecuencias de sus acciones mientras mantiene la mirada puesta en el futuro de la temporada.