Por Norberto Valencia González
Después de meses de intensa competencia en la Liga MX, América y Tigres, dos de los equipos más consistentes del torneo, se enfrentarán mañana domingo en la final del Apertura 2023. Este duelo ha ganado adeptos en los últimos años debido a la calidad de las plantillas, la regularidad en las liguillas y las diversas finales en las que han competido, tanto a nivel nacional como internacional.
Los pronósticos varían, pero en general, se destaca la temporada completa y la regularidad de América. Tigres ha tenido un desempeño irregular hacia el final del torneo y en la Liguilla. Además, la serie por el título se definirá en el Estadio Azteca, donde Tigres no tiene buenos registros como visitante ante América. La velocidad en la defensa regia y algunos detalles específicos pueden inclinar la balanza a favor de las Águilas.
También debemos tomar en cuenta de los arqueros Nahuel Guzmán de Tigres y Luis Malagón de América. Se reconoce la jerarquía de Nahuel, con casi diez temporadas y nueve títulos con Tigres, pero Malagón es un arquero de nivel de selección mexicana y puede ser un factor importante para América.
Y en el ataque, Gignac, a sus 38 años, sigue siendo la figura clave para Tigres. Su impacto en el equipo es innegable, y su papel como máximo anotador demuestra su importancia. Sin embargo, el plantel norteño ha diversificado su plantel, preparándose para su eventual retiro.
Se reconoce que la constante presencia de ambos equipos en la Liguilla y las dos finales anteriores hacen de esta serie una gran rivalidad. Sin embargo, se compara con la histórica rivalidad entre Toluca y Atlas en los años 90. Un clásico paraliza al país, generando pasión a nivel regional y nacional; es una rivalidad con triunfos alternativos, una historia rica con afrentas saldadas y vital para ambos lados. Un Tigres-América va más allá de una rivalidad regional, ya que los azulcremas son un equipo nacional y los regios trascienden de Monterrey.