Por Norberto Valencia González
Al llegar a junio, podría considerarse inevitable el logro del decimoctavo campeonato por parte de los Boston Celtics, superando así la cantidad de títulos de los Los Angeles Lakers tanto en Minneapolis como en Los Ángeles. Boston está forjando una temporada regular histórica, amenazando con unirse al exclusivo grupo de equipos de la NBA que han superado a sus oponentes por al menos 10 puntos por partido.
Históricamente, alcanzar esta marca solía garantizar un título. Hasta el triunfo de los Golden State Warriors en 2015, el único equipo con un diferencial de más de 10 puntos que no logró ganar el campeonato fueron los Bucks en 1971-72, quienes se enfrentaron a otro miembro de ese selecto grupo (los Lakers) en las finales de conferencia.
Sin embargo, en las últimas temporadas, solo uno de los últimos cuatro equipos que alcanzaron este hito (los Warriors de 2016-17 con la adición de Kevin Durant) logró llegar hasta el final de los playoffs, con sorpresas que eliminaron a los Warriors y los San Antonio Spurs en 2015-16, así como a los Milwaukee Bucks en 2019-20.
A pesar de la creciente disociación entre el éxito en la temporada regular y el rendimiento en los playoffs, hay motivos para confiar en los Celtics y sus probabilidades de +260. Sus movimientos en la temporada baja abordaron de manera efectiva su principal debilidad en la postemporada: la ofensiva en momentos críticos.
El rating ofensivo de Boston ocupa el quinto lugar en lo que NBA Advanced Stats define como situaciones cruciales (cuando la diferencia en el marcador es de cinco puntos o menos en los últimos cinco minutos del tiempo reglamentario o cualquier tiempo extra). Este avance es significativo, considerando que la temporada pasada terminaron en el puesto 11 y en el 26 en la temporada 2021-22 en este aspecto.